Vicente Fernández es el ídolo de la canción mexicana, su popularidad rebasa los límites de las fronteras y se ha consagrado ya como uno de los grandes e inmortales del folclore nacional. Además, de su voz, su historia de vida fascina a sus seguidores pues él no es un cantante al que se le haya dado todo, empezó desde bajo, muy abajo.
Antes de convertirse en leyenda, Vicente Fernández tuvo una vida llena de oficios como lava carros, lavar platos, bolero, albañil y pintor de brocha gorda, en donde por su gran carisma, creó amistades que aún en su vida de estrella conservó.
De acuerdo a lo que reveló en algunas entrevistas, Vicente Fernández trabajó de albañil en una obra civil haciendo cimientos, pero por la naturaleza ese trabajo era muy pesado para él pues tenía una hernia en uno de sus testículos.
El intérprete de "Mujeres Divinas" confesó que debido a su padecimiento, un día uno de los capataces lo halló acostado y que a pesar de la pena se tuvo que bajar el pantalón, fue en ese momento en que sus superiores decidieron pasarlo al equipo de pintura.
Así fue como llegó a ser asistente de pintor, su trabajo consistía en raspar las paredes y dejarlas listas para poderlas trabajar, para la misma entrevista el intérprete de «Mujeres divinas», mencionó que como les cantaba, los pintores se peleaban por que estuvieran con ellos y mencionó que su sobrenombre de la época era el de «El Cuñado».
