La mamá de Octavio Ocaña tiene la vida partida y sigue viviendo el gran dolor de perder a su hijo menor hace casi tres meses. El 29 de octubre el mundo del espectáculo se sorprendió con la noticia del fallecimiento del actor de tan solo 22 años de edad.
Un accidente automovilístico, un disparo y una persecución policiaca envuelven el misterioso caso de la muerte de Octavio Ocaña en Cuautitlán, Izcalli. Su familia aún sigue buscando justicia y no dejará de pelear aunque se estén desmoronando por dentro. No aceptan el reporte oficial de la Fiscalía de Justicia de la entidad por lo que tomarán fuerzas de donde sea necesario hasta llegar con la explicación de lo que sucedió.
La madre de Octavio Ocaña, Doña Ana Lucía, es a la que aparentemente le está costando más trabajo sobrepasar el duelo. Asegura que siente su presencia y se ha manifestado enojado por lo que le hicieron. Habló en una entrevista para la revista "Aquí" que todo parece un sueño del que quisiera despertar. Le ha pedido incluso que si la necesita, la lleve con él.
"Quisiera que volviera a nacer, volver a criarlo y que llegará a sus 22 años, pero sé que eso no va a volver a pasar hasta que yo lo alcance en la vida eterna. Y como le digo: 'Si me necesitas, ven por mí, hijito', a lo mejor suena egoísta porque tengo otras dos hijas que me pueden necesitar, pero ellas ya hicieron su vida y él era mi niño chiquito", dijo.
Octavio Ocaña se manifiesta
Revela Doña Ana Lucía Ocaña que su hijo se ha manifestado con sus familiares. Asegura que a su prometida, Nerea Godínez, le ha abierto el clóset, tiró papeles, a su yerno le abrió la puerta, cuenta que solo son acciones de enojo porque quiere justicia.
"Les dio miedo pero como les decimos 'no tengan miedo, miedo los vivos'. Él está enojado y está manifestándose porque quiere justicia, quiere que esa gente pague por lo que le hicieron. Él no está tranquilo", comentó.
Con todo el dolor en el corazón, Doña Ana Lucía le pide a las personas involucradas en la muerte de su hijo que recapaciten con lo sucedido. Ella y su familia se mantienen firmes en su teoría que los policías de Cuautitlán Izcalli terminaron con la vida de su hijo. Comparte que se encuentra muerta en vida y nunca podrá superar ese dolor.
"Nunca voy a superar este dolor, como todas las madres que pierden a sus hijos, nosotras esperamos que ellos nos entierren, no nosotros a ellos", dijo con mucha tristeza.
Tiene algunos mensajes de voz guardados que compartía con su hijo y cuando quiere escapar de la realidad e imaginar que aún está con vida los escucha para encontrar paz. Su esposo la regaña pero ella no los quiere borrar. Él, más duro y frío, le pide que "Deje de escuchar a un muerto" pero ella asegura que le hace bien.
