Alemania emitió en 2020 alrededor de 739 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, un 8.7% o unos 70 millones de toneladas menos que en 2019, lo que supone la mayor caída anual desde la reunificación del país en 1990, informó este martes el Ministerio de Medio Ambiente.

Respecto a 1990, las emisiones cayeron en Alemania un 40.8%, según los datos presentados por la Oficina Federal de Medio Ambiente (UBA), que revelan además avances en todos los sectores, en particular en el energético.

No obstante, los datos reflejan también que un tercio de esta reducción se debe a las consecuencias de la lucha contra la pandemia del coronavirus, sobre todo en los sectores del transporte y de la energía.

La ministra de Medio Ambiente, Svenja Schulze, destacó en un comunicado que se trata del tercer año consecutivo en el que Alemania avanza en materia de protección del clima.

"En este año particular naturalmente se evidencian también los efectos de la pandemia, especialmente en el sector del transporte. Pero lo importante es que también se muestran los cambios estructurales en la transformación de nuestra economía hacia una neutralidad climática", agregó.

El hecho de que Alemania haya logrado alcanzar sus objetivos climáticos para 2020 no debe ser motivo para relajar esfuerzos, agregó, y apeló a duplicar este año el ritmo de expansión de la energía eólica y solar y analizar con urgencia medidas adicionales en el sector de la edificación.

El presidente de la UBA, Dirk Messner, señaló que los instrumentos de política climática están empezando a hacer efecto, en particular en lo que respecta al desarrollo de energías renovables y la tarificación del carbono.

"Pero sin los parones de la vida pública por el coronavirus y las restricciones en materia de producción y movilidad, Alemania no habría logrado cumplir con sus objetivos climáticos para 2020. Eso significa que las emisiones volverán a subir cuando la economía se reactive", advirtió.

México apuesta por combustibles fósiles 

Mientras eso sucede en Alemania, el Gobierno de México sigue apostando por los combustibles fósiles, invirtiendo unos 8 mil millones de dólares en la construcción de una nueva refinería en Dos Bocas, Tabasco, y unos 100 millones para levantar el negocio del carbón, todo ello,  impulsando una reforma eléctrica que desestime las energías renovables en el país.

Las políticas del presidente Andrés Manuel López Obrador rompen con los compromisos para combatir el cambio climático hechos en el Acuerdo de París, mismo que le valió una mala calificación por parte de la organización Climate Action Tracker, que consideró que la meta de México para la reducción de Gases de Efecto Invernadero, pasó de "insuficiente" a "altamente insuficiente".

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