El cantante Miguel Bosé reveló que, por culpa de su padre, casi pierde la vida, pues al cumplir los 10 años lo llevó a un safari por Mozambique sin administrarle quinina, un fármaco contra la malaria y enfermó de esto.
Indicó que fue un viaje sin planearse, pues su papá decidió hacerlo de forma apresurada ante la preocupación de que el astro español se "convirtiera en gay", pues leía mucho.
Mediante "El hijo del capitán trueno", su libro de memorias, el intérprete de "Salamandra" escribió que su padre le expresó una gran preocupación a su madre Lucía en vista de que pasaba un largo rato leyendo libros: "¡Maricón, Lucía, el niño va a ser maricón!", le decía.
Miguel Bosé le tenía pánico a su padre
En un adelanto del material que saldrá a la venta el próximo 10 de noviembre, Bosé confesó que le tenía pánico a su padre: "A mi madre no le cabía en la cabeza que su papá, siendo una figura internacional y de formas exquisitas, fuera tan poco evolucionado en ciertos temas básicos muy vitales. Le parecía retrógrado y muy paleto (muy de pueblo), sin hablar de lo machista".
Fue así que Luis Miguel Dominguín, su padre, lo llevó a un safari de Mozambique, en junio de 1966, cuando tenía 10 años recién cumplidos.
El cantante enfermó de paludismo
Recordó que nunca le dio las pastillas de quinina que el médico de la familia le había dicho que tomara para evitar morir si enfermaba de paludismo.
Miguel Bosé recordó que en el mes que estuvieron en tres campamentos en Mozambique, enfermó gravemente luego de que su padre, un afamado torero, buscara "iniciarlo en la hombría" con una chica de 16 años.
Su mamá Lucía, dijo, echó a su papá de casa "nada más llegar de África y le dijo que no quería verlo en el resto de sus días y que si al niño le pasaba algo, le pegaría dos tiros".
Miguel Bosé explicó que el resto del verano lo pasó en una silla de ruedas convaleciente de esa "herencia".
