Tenis

Talento, perseverancia y activismo: así ha construido su exitosa y joven carrera Naomi Osaka

Con solo 23 años, la japonesa ha logrado consolidarse como un modelo a seguir de las nuevas generaciones.

Naomi Osaka nació el 16 de octubre de 1997 en Osaka, Japón, de padre haitiano y madre japonesa, ha vivido y entrenado en Estados Unidos desde los tres años. Además de sus aplastantes resultados, incluyendo el triunfo de este sábado en el Australian Open, hay rasgos en la personalidad y la historia de vida de la tenista que la han vuelto una sensación en el mundo deportivo.

La historia de sus padres se trata de raza y prejuicios, que finalmente concluyó en una unión lejana a la tierra de origen de su madre. Osaka fue la ciudad donde la pareja se pudo asentar y comenzar a construir su familia. Una tarde de 1999, mientras miraba televisión, Leonard, el padre de Naomi, se encontró con un modelo a seguir: en la pantalla estaba el padre de las hermanas Serena y Venus Williams describiendo el método que utilizó para lograr que sus hijas fueran la sensación del circuito.

Leonard, con deseos profundos de darle una buena vida a sus hijas, encontró el camino para lograrlo. La familia, que para entonces se había instalado en Long Island, Estados Unidos, decidió irse a Florida: Leonard comenzaba a cumplir su objetivo, Naomi quería ser una tenista profesional y en ese estado podría dedicarse a tiempo completo a sus entrenamientos.

La tenista es una mezcla entre la cultura japonesa, las raíces haitianas y una crianza estadounidense, ¿de qué nacionalidad se considera ella? "No necesariamente siento que sea estadounidense. No sabría decir lo que se siente serlo", le explicó a The New York Times hace unos años.

Sin embargo, ha decidido representar a Japón en su carrera profesional y es la primera jugadora de aquel país en conseguir ser la número uno del ranking ATP con solo 23 años de vida. En Japón, hay quienes se identifican con ella y quienes le hacen notar las diferencias. "Cuando voy a Japón, la gente se sorprende. Cuando leen mi nombre, no esperan ver a una niña negra", dijo la atleta a USA Today.

Osaka saltó a la fama en 2018 después de vencer a Serena Williams en el US Open tras un polémico partido que terminó en abucheos y lágrimas, y hoy se alzó con su segundo trofeo del Australian Open, venciendo de nuevo a Williams en las semifinales en un partido menos trágico.

La japonesa es una de las atletas más comercializables e influyentes del mundo gracias a sus resultados, su origen multiétnico y su personalidad congruente con su discurso: rechazó la opulencia oponiéndose a los relojes de lujo y los patrocinios de automóviles que impulsan el "triunfo" en el tenis y en en cambio se alineó con marcas que tenían sentido para un ciudadano global de la Generación Z: hizo acuerdos con Sony PlayStation y Airbnb.

También se unió a compañías como BodyArmor, SportWater e Hyperice, y comenzó colaboraciones de moda con Comme des Garçons y Adeam, marcas que no son codiciadas en los lujosos clubes de campo, sino en las urbes.

Su lucha racial

En los días posteriores al asesinato de George Floyd ocurrido en mayo a manos de la policía de Minneapolis, Osaka voló con su novio, el rapero Cordae Dunston, para protestar en esa ciudad y luego escribió un artículo de opinión para Esquire en el que desafió a esa sociedad a "atacar el racismo sistémico de frente, que la policía nos proteja y no nos mate".

En agosto pasado, el día previo a que la tenista disputara su primer partido en el Abierto de Western & SouthernJacob Blake, otro ciudadano afroamericano, recibió varios disparos en la espalda de la policía de Kenosha, Wisconsin.

Ese día, Osaka salió de la cancha con el plan de retirarse del torneo y publicó un comunicado detallado en sus cuentas de redes sociales para explicar su postura. "Antes que ser una atleta, soy una mujer negra", escribió. "Y como mujer negra, siento que hay asuntos mucho más importantes que necesitan atención inmediata, en vez de verme jugar al tenis".

Así se ha posicionado Naomi como una de las voces más importantes e influyentes de su generación, siendo una figura que reúne talento, una historia de vida con la que la gente se puede identificar, y un discurso político congruente. Esto le ha redituado en su popularidad y en la monetización de su carrera.

En 2020 Forbes la nombró la atleta femenina con mayores ingresos anuales de todos los tiempos. Ese año también fue nombrada la octava atleta con mayores ingresos por patrocinio del mundo. También la revista Time la incluyó en su lista anual de las cien personas más influyentes del mundo en 2019 y 2020.

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