Recuerdo que cuando te conocí, mi estómago no podía más, me sentía nerviosa y verte pasar por donde yo estaba era alucinante, no cabía de la felicidad, era un cúmulo muy grande de emociones, no sabía en lo que me metía ni lo mucho que mi corazón sufriría por ti.
Tras unos años que en realidad parecieron una eternidad, tu narcisismo, tus pocas ganas de salir adelante y tus mentiras lograron consumir todo aquello que habíamos construido, aunque ahora que lo pienso bien, fui yo la que construyó todo este amor, que por mi parte siempre fue sincero y real.
No lo niego, ni tampoco me victimizo, yo también fui partícipe de este gran fracaso, pero te juro que quería seguir luchando por lo nuestro, pero sé que tu no y es por eso que he decidido cortar todo vínculo emocional contigo, hacer contacto cero y esperar que el tiempo cure mis heridas.
El perdón ayuda a sanar
No quiero sonar como una escena cliché de esas tantas películas que vimos juntos, pero en realidad no te deseo el mal, pues fuiste una parte fundamental para mi vida. Aquí te agradezco las risas, los abrazos, las veces que nos quedamos dormidos en tu casa o cuando visitamos a tu familia en aquel lejano lugar.
Espero que en algunos años cuando mi corazón haya cerrado todas sus heridas y sanado todos y cada uno de sus pedazos, pueda verte siendo feliz, como esperamos serlo siempre. Tal vez tengas un hijo, seas una persona exitosa y alguien ocupe el lugar que yo desee por tanto tiempo.
Te doy las gracias por las cosas que pasaron entre los dos, por las buenas y sobre todo por las malas, pues estas me hacen más fuertes, aunque en este momento duelas hasta el alma. Sé que hay alguien más, por eso me hago a un lado, sé que no lo quieres admitir y tampoco querías que lo supiera para no lastimarme más, pero te dejo para siempre.
No volveré a escribirte, a sentirte y mucho menos a insistirte, pues debo aprender a amarme más a mi misma que a cualquier otra persona, por eso me digo que todo lo que siento por ti YA NUNCA MÁS SERÁ.
