Para los córvidos que son grupos de aves altamente inteligentes entre los que se encuentran las cornejas, arrendajos, urracas y cuervos el llamarse, reunirse y prestar atención especial a un camarada caído son conductas comunes. Permanecen casi inmóviles, sin mover el cuerpo y contemplado solamente al cuerpo del caído.
Esto no quiere decir que las aves estén de luto por su compañero perdido, al contrario, si se reúnen, es posible que traten de averiguar si hay una amenaza en el sitio donde ocurrió el fallecimiento y así, puedan evitarlo en el futuro.
Los cuervos no olvidan
Los biólogos Kaeli Swift y John Marzliff de la Universidad de Washington decidieron experimentar y descubrir el actuar de los cuervos en esta situación. Los cuervos reconocen y recuerdan los rostros con gran precisión y así, determinan quién es confiable y quién no.
Utilizando máscaras y voluntarios, comenzaron a acercarse a estas aves en diferentes situaciones para intentar resolver esta peculiaridad. Un voluntario se acercó con el cuerpo de un cuervo disecado e inmediatamente la parvada atacó.
Para los cuervos, la pérdida de un compañero es una oportunidad de aprender a sobrevivir, pues su inteligencia les permite determinar si alguien, algo o una situación en particular es peligrosa. Así, se reúnen alrededor del cuerpo y comparten información y protegen la vida de los otros.
Los cuervos son aves con habilidades cognitivas avanzadas, por lo tanto, los funerales entre ellos, son en realidad momentos de aprendizaje.