
Esta sorprendente historia toma lugar en el condado de Jackson, Oregón en Estados Unidos, donde tras casi 60 años de misterio, se logró identificar el cadáver de Stevie Crawford, quien tenía dos años cuando se halló su cuerpo.
El cuerpo del menor fue encontrado por un pescador el 11 de julio de 1963, en una zona montañosa de Oregón, a kilómetros de donde se había reportado su desaparición en Nuevo México. Estaba envuelto en una sábana y presentaba ataduras con alambre.

El caso fue redescubierto, por lo que se pidió la exhumación del cuerpo en 2008 para tomar una muestra de ADN, pero no había resultados aparentes.
En 2010, la organización Niños Desaparecidos y Explotados creó un retrato de cómo pudo haber lucido el infante, pero no fue hasta 2020 que tras asignarse el caso a un nuevo investigador, se enviaron muestras biológicas al Laboratorio de Parabon Nanolabs para generar nuevas pistas conforme a su genealogía genética y fenotipo de ADN.
De esta manera, fueron encontrados dos familiares potenciales del niño no identificado. La historia provocó revuelo, pues es una de los dos casos de personas desaparecidas sin identificar con más antigüedad.




