Hoy, su silla favorita en el comedor lucirá vacía… Esta vez el mariachi no llegará de sorpresa cantando las tradicionales Mañanitas. No habrá pastel. Tampoco podrá estrenar la playera de su equipo favorito de fútbol que tanto anhelaba y mucho menos se echará su tequila, mientras sus hijos le cantan al unísono aquella de "Viejo, mi querido viejo", que tanto le hacía llorar.
Este día, muchos papás no serán festejados por su familia, porque el Covid-19 les arrebató la vida. Su muerte forma parte de las estadísticas en México que, según las autoridades de Salud, supera a las 231 mil personas fallecidas, aunque cifras no oficiales elevan los datos hasta más de 620 mil fallecidos.
Son los padres que ya no están, los que se adelantaron en el camino tras luchar por su vida desde la camilla de un hospital; son aquellos que decidieron no internarse y prefirieron darle batalla al virus en casa y rodeados de su familia.
Son los padres que casi libraban la guerra contra el SARS-CoV-2, pero en el camino algo se complicó, fueron intubados y tuvieron que partir porque sus pulmones no resistieron más. Ninguno quería irse…
A todos ellos, feliz Día del Padre desde aquí hasta el cielo o donde quiera que estén. No habrá festejo familiar, pero sí espiritual.
Se celebran sus enseñanzas, su ejemplo, su amor infinito. Porque aún después de la vida, nunca dejan de ser padres. Aquí un homenaje en memoria de todos ellos.
