Todo es cancha

El verdugo de Boca Juniors que no hizo cadetes, fue recolector de basura y estuvo en la cárcel

Adrián Martínez tiene un particular historia de vida plagada de dificultades y hoy brilla en el fútbol de Argentina.

Instituto de Córdoba logró dar el gran batacazo de la octava fecha del Campeonato de Argentina al derrotar el domingo a Boca Juniors por 3-2 en La Bombonera, logrando un triunfo histórico que no conseguía hace 36 años.

Una de las grandes figuras de la “Gloria” en el compromiso en La Bombonera fue Adrián “Maravilla” Martínez, delantero que logró un gol y una asistencia en el compromiso, y que ya suma cuatro goles en el desarrollo del torneo de Argentina.

La historia de vida del delantero de 30 años no deja de asombrar, ya que es un jugador que no hizo inferiores y que comenzó a jugar fútbol profesionalmente recién a los 22 años, muy alejado de lo típico que se vive en este deporte. De hecho, se ganaba la vida como recolector de basura, hasta que sufrió un complicado accidente con su moto.

“Casi me muero. Estuve un año con la mano mal pero antes, a los cinco meses, llevé el alta a la empresa. Yo quería pasar de estar en el camión de basura, porque ya no podía, a ser barrendero. El médico del trabajo puso que no estaba capacitado para trabajar y me echaron. Al final ni siquiera pude cobrar indemnización”, relató tras el compromiso ante Boca Juniors.

“Tenía que agarrarme de algo en ese momento y ahí comencé a creer en Dios. Yo trabajaba, tenía un laburo normal, como cualquiera. Era recolector de residuos, corría toda la noche detrás de un camión. Y estando encerrado le hice una promesa a Dios… dije que si se me daba lo de jugar al fútbol lo iba a seguir siempre. Y bueno, de un día al otro me fui a probar a un club y quedé”, afirmó el delantero.

El drama familiar, la cárcel y su irrupción en el fútbol

El fútbol aparecía en el camino de Martínez, que encontraba su destino, pero en 2014, un drama familiar lo llevó hasta el fondo. Su hermano recibió tres tiros y quedó internado. En el barrio, más de 200 personas se organizaron para vengarse sobre el supuesto victimario: quemaron su casa. Los delincuentes acusaron directamente a Adrián, quien no estaba presente en el incendio, y terminó en la cárcel seis meses por posesión ilegal de armas.

“Nunca demostré debilidades. Adentro no podés demostrar nada. Matan, apuñalan, sí o sí hay peleas todos los días, toman de rehenes a los policías. Es otro mundo ahí adentro. Nada parecido a lo que reflejan las noticias. Ahí adentro no se puede vivir. Me daban para comer un pan por día y dormía sobre una chapa. Si digo todas las cosas que pasan en un penal, mañana me llama el ministro de Seguridad”, afirmó en conversación con Página 12.

Salió de la cárcel, un conocido le consiguió una prueba de fútbol en Defensores Unidos y quedó inmediatamente. Tenía 22 años, debutó en la Primera C de Argentina y en su primera temporada convirtió 9 goles en 19 partidos. En la segunda mitad del torneo, alzó su rendimiento: 21 goles en 38 duelos. Un nivel que le permitió fichar por Atlanta en la B de su país y comenzar su despegue en el fútbol.

Destacó en Atlanta y dio su primer gran paso, se convirtió en jugador de Sol de América y fue goleador del Torneo de Paraguay. Lo compró Libertad, no mostró su mejor versión -aunque en Chile se recuerda por un doblete a la UC en Copa Libertadores en 2019- pero fue a préstamo a Cerro Porteño y luego en Coritiba de Brasil previo a regresar a su país a jugar en Instituto de Córdoba.

“Cada uno tiene su historia, su lucha en el día a día. A mí me tocó de esa manera. Cada situación me ha hecho crecer. Pero fue Dios... Soy un jugador sin inferiores, que a los 22 años fue probarse en una categoría profesional. Nunca intenté ser futbolista. Pensaba que el fútbol era para renegar, que a los jugadores no les pagaban, que siempre les debían plata”, sentenció Martínez.


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