Hoy el Sol hace ingreso a Leo, el quinto signo de la rueda zodiacal, que tiene características relacionadas al autoestima, el brillo propio, el carisma y la creatividad. Este tránsito astrológico, entonces, nos influirá de una manera específica y especial.
¿Qué energía estará disponible? ¿Cuáles son los pro y los contra de tener el Sol en Leo durante un mes? ¿En qué cosas nos tendremos que enfocar?
¿Cómo nos influye energéticamente la temporada Leo de este año?
El Sol, al ser el astro más importante y más influyente en nuestra personalidad, puede hacer que mes a mes vayamos tomando y sintiendo temáticas diferentes, y hasta el 23 de agosto tendremos a Leo como regente.
Leo es un signo que necesita brillar constantemente, tener la atención de todos y que les hagan saber que es especial, por lo que este mes temas relacionados a la autoestima tendrán cabida en nuestros pensamientos.
Y así como nos influye en lo que creemos, también es un buen tiempo para hacernos cargo de lo que amamos de nosotros y lo que queremos mejorar, trabajando en eso y al mismo tiempo celebrando la personalidad actual. ¿Qué tanto te mimas o regaloneas?
Puede que este mes tendamos a caer en exageraciones respecto a nuestra inseguridad, por lo que debemos ser conscientes de que a veces nuestra mente puede pasarnos una mala jugada, y entender que esas percepciones no deben tener tanta atención.
Por otro lado, hay que tener ojo con el egoísmo o la necesidad de que todo gire en torno a lo propio, porque se podrían generar situaciones en las que nadie se escuche y haya mucha incomodidad.
En las relaciones con los otros, es mejor tomar la energía de entrega de Leo, y poder dar amor con nuestro corazón abierto, buscando que los demás también se sientan especiales. Eso sí, trata de no esperar nada a cambio, porque eso te puede insegurizar aún más.
Por último, procura utilizar tu creatividad, este tiempo puede ser muy productivo en el inicio de proyectos o creaciones interesantes que demuestran tu brillo personal.
Entonces, es un mes para mirarnos, para reconocer en nosotros los patrones de comportamiento que tenemos, para sentir desde el corazón, para demostrar cariño y dejarnos también recibir el de los demás.